1. Saneamiento oral antes del tratamiento
Antes de iniciar un tratamiento implantológico es imprescindible sanear la cavidad oral en su totalidad. Es decir, extraer las piezas dañadas, revisar el estado de las encías y tejidos blandos, así como valorar la densidad y calidad del suelo óseo en el que se van a colocar los implantes.
Así pues, agradece una primera revisión exhaustiva de tu salud bucodental y no dudes en seguir cualquier tratamiento o intervención previa (exodoncias, periodoncia, regeneración oséa) prescrita por el facultativo.
2. Estudio implantológico y radiodiagnóstico digital
La complejidad de los implantes dentales requiere de un diagnóstico preciso. Por ello, elige siempre un centro que incluya el estudio previo y con diagnóstico de imagen digital (TAC, escáner oral…).
3. Plan de tratamiento y presupuesto cerrado
Como paciente, tienes derecho a conocer tu plan de tratamiento y su coste desde el ‘día 1’. Además, debes informarte sobre las opciones de financiación y elegir, siempre, un centro solvente.
4. Materiales con trazabilidad y calidad certificadas
Otra de las garantías ineludibles es la de los propios materiales utilizados que han de ser de la máxima calidad y gozar de todas las certificaciones sanitarias.
5. Instalaciones con área quirúrgica
Recuerda que hablamos de cirugía oral y, como tal, debe realizarse en un área quirúrgica bajo rigurosos protocolos de asepsia.
6. Implantólogo y equipo especializado
No todos los dentistas son especialistas en implantología dental. Asegúrate de que el facultativo que realizará la intervención tiene la formación y la práctica adecuadas para el tratamiento. Una exigencia que también debe cumplir el resto del equipo (anestesistas, higienistas, auxiliares…).
7. Postoperatorio y mantenimiento
La vida media de un implante dental puede superar los 20 años y, en el mejor de los casos, incluso ser una solución definitiva. ¿De qué depende? Pues, básicamente, de dos factores: por un lado, del estado de salud del paciente; y, por el otro, del rigor del postoperatorio y el cumplimiento del calendario de mantenimiento pautado por el facultativo. Acudir a las revisiones periódicas, realizar las higienes indicadas o adquirir hábitos saludables, alargan la vida de tu implante.
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